El ingenio se entiende como “la capacidad de una persona para crear e inventar cosas útiles a partir de su imaginación, inteligencia y conocimientos” y la creatividad como “capacidad de inventiva y creación”, así, la ingeniería creativa consistiría en la aplicación de conocimientos técnicos en la creación, invención o perfeccionamiento de productos, procesos y servicios necesarios para la mejora de la calidad de vida. La definición literal de este concepto se hace tangible cuando se pone en práctica, y si no, se denomina»Leonardo da Vinci».
«Aquellos que se enamoran solo de la práctica, sin cuidar de la exactitud o de la ciencia, son como el piloto que se embarca sin tomín ni aguja, y nunca sabrá dónde va a parar»
Ser o no ser Da Vinci, esa es la cuestión, y es que la ingeniería creativa está hecha para unos pocos, los que son genios y tienen ingenio. Leonardo Da Vinci está considerado el paradigma del “homo universalis” por ser un genio polifacético versado en todos los ámbitos de la sabiduría y el conocimiento, arquitectura, escultura, pintura, anatomía, aerodinámica… ¿Quién da más?
En la actualidad, comparar a cualquier ilustrado de las artes plásticas con este personaje sería incongruente porque la evolución de estas prácticas ha sido tan fugaz que podríamos estar hablando de disciplinas muy distintas. Hoy en día, la destreza es cuestión de recursos y de saber adaptarse al cambio. Por ejemplo, las disposiciones estratégicas de elementos para optimizar las condiciones acústicas o los paneles modulares y mobiliario flexible que consigue acotar espacios. Este uso de la da lugar no sólo a soluciones funcionales sino que además sugiere creaciones originales e insólitas.
La inteligencia ambiental es otra disciplina surgida dentro de este nuevo escenario y que parte del desarrollo creativo del que estamos hablando. A partir de la inclusión de nanotecnología y ordenadores en objetos cotidianos, propone una serie de innovaciones interesantes dentro de los entornos domésticos y de trabajo creando espacios inteligentes que hacen que se amplifiquen nuestras capacidades cognitivas, personalizadas y logrando que objetos y ambientes se anticipen a las necesidades de las personas.
Diseños arquitectónicos según las condiciones ambientales y climáticas o la inclusión de nuevos materiales de fabricación como el cartón o residuos agrícolas son parte de esta nueva postura empresarial.
El mundo ha cambiado y sigue cambiando, aún nos quedan muchas cosas nuevas por ver y descubrir. ¡El futuro se presenta fascinante!